5/5/08

el Dr. John del Río de la Plata

Després d’oferir-vos ahir l’entrevista íntegra amb Daniel Melingo, avui li toca el torn a Juan Carlos Càceres. Instal·lat a París des de 1968, és l’altre gran pilar del segell Mañana. En les seves múltiples facetes com a historiador, musicòleg, i conferenciant, el pianista i trombonista argentí revisa els orígens africans del tango i basa les seves creacions sobre ritmes de murga, candombe i milonga, amb una audaç instrumentació després de recuperar les seccions de vent i la percussió. El seu àlbum més recent es Utopía (Mañana-Naïve, 2007).

En su pàgina web se puede leer "La modernidad está en los orígenes". ¿No es una contradicción? No, en absoluto. Es una reapropiación de la identidad, no es una visión retrógrada de esta música, al contrario. Pero lo que ocurre es que la parte más oculta de esta música ha sido pasada sobre silencio. Desde el punto de vista ético y etnológico musical, es muy importante para nosotros, argentinos comprometidos con una visión ética y política, el reapropiarse de nuestra identidad.

¿Intenta destruir los clichés del tango, casi siempre asociados al baile, y de contar su verdadera (y hasta ahora oculta) historia a través de sus discos? Eso del baile y toda esa visión es como la punta del iceberg, es la parte más evidente. El tango es algo más importante que esa visión estereotipada del bailarín mundano y engominado. Es la música de los desposeídos, de los inmigrantes, de los negros, de lo que fue la Argentina y el Uruguay a fines del siglo XIX, después de los cambios políticos y guerras sangrientas que hemos tenido. Esa especie de fusión de diferentes culturas que se encontraba en ese momento en la Argentina naciente, dio lugar hace cincuenta años al tango que nosotros tenemos hoy día. El tango que se consagró en Europa fue justamente el tango primitivo, con sus bailarines negros, con sus ritmos canchengue, con su manera picaresca y sensual. Luego se deformó, lo vistieron de esmoquin, le pusieron champagne, camisa de seda, y se volvió a Buenos Aires porque había tenido éxito en Europa. Y después se siguió la moda como un fenómeno comercial. Pero hasta los años 40 y 50 hubo músicos y compositores que se interesaron como yo en el mismo tema. No soy el único, hay una tradición. Me he pasado 30 años de investigación. He recogido documentos sonoros, información, pero no la oficial. Durante muchos años en los cuales he estado un poco alejado de la música profesionalmente, porque era profesor de historia del arte en Francia, he tratado de hacer esta investigación. En los años 90, mi antiguo productor del sello Mélodie me incitó a que compusiera y volviera a cantar y pusiera en práctica este conocimiento.

Una de las cosas que llama la atención es que utiliza instrumentos poco usuales en el tango tal como lo conocemos: metales, cajón, banjo… Es siempre la misma historia, eso es falta de cultura general. Los tangos no se tocaron en su principio con la formación actual. El bandoneón es el último instrumento que aparece, tarda 50 años en manifestarse, mientras que los tangos se tocaban con bandas, en las glorietas. El primer tango que se grabó oficialmente, como en Buenos Aires no había grabadoras, fue un encargo que se hizo a la casa Pathé en Francia en 1907, y lo grabó la banda de la Guardia Republicana de París. Hay una gran tradición de bandas, incluso bandas españolas, italianas, de los bomberos, de la policía, y de las colectividades extranjeras que estaban en Buenos Aires, además de las rondallas de tradición española, con bandurrias y mandolinas… hay mucho documento sonoro de esa época. Los grupos que empiezan a integrar el bandoneón son posteriores. La formación con instrumentos de viento llega hasta los años 40, algunas hasta con tres secciones. A partir de los años 40-50 eso va desapareciendo, al igual que la percusión, por ser considerada fuera de moda, porque los gustos habían cambiado, se había sofisticado cada vez más, e incluso por su raíz esencialmente popular. Cuando viene el eclipse del tango durante cuarenta años más tarde, es recién ahora que se recupera, y lo recupera la juventud a través de las murgas y muchas experiencias de fusión que se están haciendo actualmente.

No sé si conoce a un músico norteamericano llamado Dr. John. Él, por ejemplo, en discos como Goin’Back to New Orleans (Warner, 1992), enlaza la habanera con el jazz, los ritmos africanos con los pasacalles. Veo cierta similitud entre ambos, por compartir ese carácter historicista y esa intención de retorno a las fuentes negras. Sí, yo también lo hago. Hay muchas corrientes que se encuentran. Reivindico esencialmente lo que está en el tango que es, por ejemplo, el concepto de ida y vuelta.

El título de su último álbum, Utopía (a la foto de la dreta), me ha recordado la letra de un tango de Eladia Blázquez titulado Argentina primer mundo, donde dice: "Porque si esto es primer mundo, ¿este mundo dónde está? Si parece la utopía de un "mamao" voy a hacértela bien corta... ¡se afanaron con la torta, el honor y la verdad!" ¿Sugiere ese título una alternativa a la crisis del mundo actual? Exactamente. Yo siempre he sido anarquista, y siempre he pensado en mi juventud en la utopía. Desgraciadamente, el correr del tiempo me ha demostrado que no estoy equivocado.

¿Es correcto decir que en sus letras hay una mezcla de nostalgia por los tiempos pasados con críticas a la realidad actual, a la vida moderna y su frivolidad? Es decir, una postura entre distanciada y crítica. Claro, pero eso se incluye en una parte de la tradición del tango, la de Diecépolo, justamente.

¿El hecho de vivir en París le hace ver las cosas de distinta manera? Bueno, en realidad cuando era joven y estaba en Buenos Aires, en mis años de estudiante, ya tenía la misma visión, por supuesto mucho más juvenil. El haber vivido en París nos da una distancia, esa particularidad de encontrarnos en el balcón del mundo y mirarnos a nosotros mismos desde otro ángulo.

¿Cómo le ha aceptado la comunidad más purista del tango? Antes mis discos, los quince que hice con Mélodie, se conocían confidencialmente en Buenos Aires, a través de los medios, por algunos periodistas o corresponsales que estaban en París, o algunos que viajaban. Pero yo no tenía distribución. Hasta que a partir del 2003, hay una discográfica que los distribuye en Buenos Aires. Desde hace un par de años comencé a viajar dos veces por año allá. Lo paradójico del caso es que mi público está en los extremos: o bien la gente mayor que tiene 80 años, que de alguna manera se acuerda de eso que yo cuento, o si no la gente joven que está en la alternativa, los murgueros, los candomberos, los que están en la reivindicación de la identidad. No es el sector del gran público en general, que está en la pavada, en el rock & roll, y en la música comercial.

En su forma de concebir la música, ¿influyó de algún modo su experiencia en los ambientes existencialistas y su faceta de pintor? Sí. Sobre todo lo que agradezco a mi formación universitaria es haber tenido esa faceta de cultura general que me ha dado distancia para saber dónde estoy ubicado desde un punto de vista estético. Desde un punto de vista práctico, en mi trabajo de profesor, me ha interesado la parte didáctica a través del trabajo de Picasso, entre otros. Pero Picasso es un artista que me interesó por el trabajo de la declinación de sus obras, cómo podía encontrar un tema y desarrollarlo. Por analogía, cuando encontré la clave de este sistema, porque pasé 30 años en encontrarla, porque no era tan fácil reintroducir la percusión, o encontrar el elemento que hiciera algo coherente con lo que estoy haciendo. Una vez que creí haber encontrado la fórmula que me abrió esa puerta, seguí desarrollando y declinando, y muchas veces me inspiraba en Picasso, por el hecho de establecer el desarrollo y la declinación de la obra de arte.

Es que incluso parece que en los discos de su última época hay una coherencia, un intento de explicar esa historia oculta del tango... Hace 40 años que empecé con esta historia. Mi primera experiencia la grabé en París en el sello Phillips en el año 71, en un grupo mítico que se llamó Malón (a la foto de la dreta), con el sonido de la época, de rock latino, tipo Santana. Y ya me interesaba por el candombe y la negritud. Siempre fui fiel a esa ideología, rescatar lo que es negado. Después no necesitaba vivir de la música, tocaba por placer durante muchos años, y vivía como profesor de arte. Pude tener entonces un tiempo muy importante para la investigación, y aplicando la misma metodología de historiador, me puse a investigar, y me di cuenta que la clave del asunto estaba no en la historia del tango sino en la historia argentina. A partir de la investigación de la historia negada, incluso de parte de la historia revisionista, encontré el por qué de ese fenómeno. Primero era un trabajo sólo de búsqueda, de pesquisa, sin tener ni la más mínima idea de que algún día lo iba a aplicar, hasta que se presentó la ocasión, de tener un productor que me incitó a componer y a hacer mi obra. Desde la nueva época con Mélodie, en los años 90, a partir de mi primer CD "Solo", y después vienen "Sudacas", "Tango Negro"… la temática era siempre la misma. No es algo monotemático, sino que todavía hay mucho que decir sobre el tema.

¿Trabaja ya en un nuevo álbum? En este momento, como hace 40 años que llegué a París, exactamente el 14 de mayo del 68, estoy preparando una compilación de 40 años de trabajo. Saldrá en el curso del año con 36 temas, porque más no se pueden poner. Será una síntesis de mi trabajo, con obras inéditas, con muchas canciones en directo, y una selección de mis diferentes temas desde el año 68 hasta ahora.